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No nació hija, sino esposa.

Oriana no nos dejaba porque la pobre era una buena hija y hermana, y nos dijo que era mejor morir antes que abandonarnos en este mundo al que sólo Dios nos trajo para castigarnos por alguna maricada hecha en otra vida.

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Cada vez que veía algo sustancioso tenía la imperiosa necesidad de comérselo. Su marido le prohibía ir al supermercado. Los pastelitos de nata habían sido un regalo de sus sobrinos. Se habían conocido en un campamento de verano. Se habían gustado ya desde el primer día. Lo hicieron en la playa. Bajaron durante la fiesta de despedida. Para los dos aquella sería su primera vez. Ella francesa, de Poitiers. Él de Burgos, bien lejos. Era a finales de los ochenta y no existían los vuelos baratos o internet.

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A él ya no le gustaba. Tenía las piernas demasiado gordas, la barriga le caía como un saco y el tamaño del cuello era como el de una enorme pelota. No estaba con la mujer atractiva con la que se había casado. Vuelve a la cama. Claro que si no tengo cabeza… seguramente me lo estoy inventando.

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No sabría por dónde empezar. Pero también sirven para que podamos enfrentarnos al presente con los recursos adecuados: Es como un billete a cualquier parte, nos puede hacer viajar a mundos desconocidos o experimentar agradables sensaciones que no hemos vivido antes. Cada cabeza es lo que cada quien quiere que sea.

No, mejor me quedo como estoy, vaya a salirme de Guatemala para meterme en Guatepeor. Cada cabeza devuelve la imagen que proyectamos en ella.

Cada persona es dueña de pintar lo que sea, es un lienzo en blanco, preparado para recibir instrucciones. Yo ya tengo unos añitos y no me veo con otra cosa, o al menos eso dice mi marido. Verde, verde, verde, pero no de envidia, quiero que esté llena de esperanza, para que me ayude a soportar las situaciones difíciles.

Y también la quiero… limpia, libre de prejuicios, estereotipos, pensamientos destructivos, ideas preconcebidas, curiosa como la de un niño, serena como la de un abuelo. Quiero una cabeza preparada para sentir, que tenga capacidad de sorprenderse, con unos pilares bien fuertes, listos para soportar el peso de las situaciones.

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